El nacimiento casual de la acuicultura de camarón ecuatoriana

La industria que surgió por un descubrimiento inesperado

Sally Tabares

Mayo 10, 2023

La historia que te voy a contar comienza hace más de 55 años en la costa de Ecuador.

2023

Era una época en donde la forma de conseguir el más exquisito manjar del Pacífico era aventurarse por las aguas cálidas y cristalinas que rodeaban al país. Allí, en el fondo del mar, reposaba el camarón blanco del Pacífico (Penaeus vannamei), un crustáceo endémico de la región, que nadaba libre y salvaje en el gran territorio marino. Imagínate por un momento cómo eran aquellos días, donde la pesca artesanal era la que proporcionaba el producto que tanto deleitaba a los paladares ecuatorianos y extranjeros, y donde la industria acuícola de camarón ecuatoriana estaba a punto de surgir.

Entonces, embarcaciones de 30 metros de largo y con redes de arrastre de fondo en sus popas navegaban muy despacio por la costa, a una velocidad aproximada de dos millas por hora. Así, introduciéndose en el hábitat natural del camarón adulto, capturaban diferentes tipos de mariscos y los dividían según el destino al que irían a parar: camarón blanco y camarón azul para la exportación, y camarón cebra y camarón pomada para el consumo local.

Un gran día de 1968, en las zonas del Golfo de Guayaquil, donde el mar y la tierra se funden, la naturaleza guardaba un secreto que permanecía oculto desde hace mucho. Un secreto que solo se revelaba cada 14 días, cuando la luna nueva o la luna llena iluminaba el cielo nocturno y el mar comenzaba a agitarse con fuerza. Ese secreto era el “aguaje”, un evento natural que ocurre cuando el Sol, la Luna y la Tierra se alinean, las fuerzas gravitacionales de la Luna y el Sol actúan en conjunto para producir mayores efectos sobre la masa líquida del planeta, provocando un aumento extraordinario en el nivel del mar y un incremento en la intensidad de las corrientes.

La naturaleza guardaba un secreto que solo se revelaba cada 14 días, cuando la luna nueva o la luna llena iluminaba el cielo nocturno.

Pero el aguaje también escondía algo que nadie había notado hasta aquel día de 1968, cuando un capricho del destino hizo que una persona en el archipiélago de Jambelí, en el cantón de Santa Rosa, descubriera un hecho que cambiaría visiblemente las prácticas de los pescadores de camarón en Ecuador.

Al subir la marea, grandes cantidades de peces y camarones se adentraban en los salitrales y las zonas cercanas a los manglares. Y allí, en las lagunas costeras que rodeaban el área, quedaban atrapados, como si se tratase de una trampa de la naturaleza. Lo más sorprendente era que los camarones se desarrollaban y crecían hasta conseguir un tamaño que hacía brillar los ojos de quien los veía. Esta revelación inesperada fue la chispa que desató el ingenio de los visionarios y significó el inicio de la acuicultura de camarón en Ecuador.

Allí, en las lagunas costeras que rodeaban el área, quedaban atrapados, como si se tratase de una trampa de la naturaleza.

Poco a poco, los pioneros de la industria comenzaron a experimentar en estas piscinas naturales como lo harían con un rompecabezas: con prueba y error. No contaban con técnicos ni trabajadores especializados que mostraran un camino efectivo y eficiente, pero sí con una resiliencia que los empujaba a seguir adelante. Una de las pocas referencias que tenían sobre la acuicultura provenía de los intentos que se hacía en Estados Unidos por cultivar bagres en tierra firme, y ellos, astutos como eran, supieron aprovechar las condiciones naturales que Ecuador les ofrecía para cultivar una especie originaria de su región y desarrollar desde cero la acuicultura del camarón blanco de Pacífico en el país.

Con pico y pala en mano, los productores de las primeras piscinas camaroneras se dispusieron a levantar los muros que rodearían sus criaderos de camarones. Para asegurarse de que el agua entrara en mayor cantidad y se quedara por más tiempo, taparon las salidas de agua y aprovecharon el aguaje, el cual fue un gran aliado, ya que se encargaba del llenado y recambio de agua en las piscinas. Este trabajo no fue fácil, pero fue posible gracias al esfuerzo de los lamperos, que eran en su mayoría indígenas cañarejos a quienes los productores contrataban para las obras. Cuando la marea estaba baja, cuadrillas de entre 10 y 15 lamperos acudían a las piscinas para palear la tierra de los contornos y elevar los muros.

Así comenzó la historia de la práctica del cultivo del camarón en Ecuador. Los productores descubrieron la forma de criar estos crustáceos en piscinas, introduciendo lo que ellos llamaban «semillas». Estas criaturas diminutas no eran sino las larvas de camarones silvestres, recolectadas con picardía de los semilleros de los esteros, donde quedaban atrapadas por la marea alta.

Cortesía de la revista Aquacultura – Dr. Mario Cobos.

Desde aquellos años, el sistema de cultivo que se empleaba para criar camarones era de manera extensiva, una modalidad que se caracterizaba por una baja densidad de siembra de larvas, ya fuera por metro cuadrado o por hectárea. Este factor generaba asombro ya que los crustáceos eran capaces de autoabastecerse con los recursos que les ofrecía la propia naturaleza, pues se nutrían de manera natural de los organismos que habitaban en su entorno y crecían hasta conseguir tamaños que rondaban los 23 centímetros.

Después de un tiempo considerable, los productores se acercaban a las granjas para cosechar los camarones. Todo un acontecimiento que se celebraba con gran alegría, pues representaba el fruto de meses de dedicación, esfuerzo e innovación en el cultivo del preciado P. vannamei. Y así fue como surgió, de manera casual, una industria que con el paso del tiempo creció y se desarrolló hasta alcanzar la magnitud que hoy vemos, y que ha llevado a Ecuador a convertirse en el primer productor y exportador de camarón en el mundo.

La trama de este relato se sustenta en las conversaciones mantenidas en mayo de 2023 con dos figuras clave en la materia, la ingeniera y directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), Yahira Piedrahita; y el coordinador técnico de Sustainable Shrimp Partnership (SSP) y director de Ambiente de la CNA, Leonardo Maridueña. Dichos intercambios permitieron conocer detalles fascinantes acerca del origen de la acuicultura de camarón en Ecuador, que sirvieron como fundamento para la elaboración de esta historia.

Piedrahita Falquez, Y. L. (2016). Manual de buenas prácticas en el Cultivo de Camarón en Estanques en Ecuador. Guayaquil.

Valarezo W., Müller Jelinek H. (1993). Libro blanco del camarón. Ecuador.

Grunauer Serrano A. (2020). Memorias sobre un crustáceo llamado camarón. Ecuador.

Organizations

SSP, Proud Sustainability Partner of the James Beard Foundation and Official House Purveyor

Supplying premium shrimp to the James Beard Foundation
and participants in Beard House events.

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