Resistencia antimicrobiana: un problema global que requiere soluciones locales

La RAM representa un riesgo crítico para la salud humana, animal y el equilibrio ambiental. Abordar esta crisis es crucial para garantizar un futuro saludable y sostenible para todos.

Pamela Nath y Sally Tabares

Con la participación de:

Felipe Cabello, profesor del departamento de Patología, Microbiología e Inmunología del New York Medical College.

Arturo Quizhpe, director de ReAct Latinoamérica

Noviembre 18, 2023

 

En un mundo cada vez más interconectado, la resistencia antimicrobiana se ha convertido en una preocupación que cruza fronteras. Los antimicrobianos, que alguna vez fueron nuestra primera línea de defensa contra las infecciones bacterianas, se están volviendo menos efectivos debido a su uso excesivo y poco responsable. Este fenómeno repercute en todos los habitantes del planeta: en el equilibrio de los ecosistemas, en la salud de los humanos y en la de los animales, incluidos los camarones.

La resistencia antimicrobiana no es un problema que debamos dejar exclusivamente en manos de los científicos o las autoridades. Es un desafío que involucra a todos. En nuestras manos, como industria acuícola de camarón, tenemos varias soluciones locales que pueden marcar la diferencia.

Sin embargo, la solución no se limita únicamente a reducir el uso de antimicrobianos. También implica concienciar sobre la importancia de estos medicamentos para la salud pública, fomentar y adoptar prácticas de manejo responsables, mejorar la bioseguridad y mucho más.

Nuestra responsabilidad hacia el planeta y las futuras generaciones exige que asumamos un papel proactivo en la búsqueda de nuevas soluciones. En lugar de ver la resistencia antimicrobiana como una amenaza insuperable, podemos transformarla en un punto de inflexión para nuestro sector.

A lo largo de los años, nuestra industria ha demostrado una capacidad evidente para la adaptación y la innovación. Por este motivo, la resistencia antimicrobiana puede ser vista como una oportunidad para fortalecer nuestro compromiso con la sostenibilidad y para mostrar, una vez más, nuestra resiliencia y creatividad.

La estrategia integral para abordar la resistencia antimicrobiana implica la colaboración entre sectores, la promoción de buenas prácticas, la reducción del uso innecesario de antimicrobianos y la educación pública. Debemos actuar localmente, pero pensando globalmente. Juntos, podemos preservar la salud de nuestros consumidores y productos, proteger la biodiversidad de nuestro entorno y garantizar un futuro sostenible para nuestra industria y para el futuro de nuestro planeta.

 

Pamela Nath
Directora de Sustainable Shrimp Partnership

 

En un mundo cada vez más interconectado, la resistencia antimicrobiana se ha convertido en una preocupación que cruza fronteras. Los antimicrobianos, que alguna vez fueron nuestra primera línea de defensa contra las infecciones bacterianas, se están volviendo menos efectivos debido a su uso excesivo y poco responsable. Este fenómeno repercute en todos los habitantes del planeta: en el equilibrio de los ecosistemas, en la salud de los humanos y en la de los animales, incluidos los camarones.

 

La resistencia antimicrobiana no es un problema que debamos dejar exclusivamente en manos de los científicos o las autoridades. Es un desafío que involucra a todos. En nuestras manos, como industria acuícola de camarón, tenemos varias soluciones locales que pueden marcar la diferencia.

 

Sin embargo, la solución no se limita únicamente a reducir el uso de antimicrobianos. También implica concienciar sobre la importancia de estos medicamentos para la salud pública, fomentar y adoptar prácticas de manejo responsables, mejorar la bioseguridad y mucho más.

 

Nuestra responsabilidad hacia el planeta y las futuras generaciones exige que asumamos un papel proactivo en la búsqueda de nuevas soluciones. En lugar de ver la resistencia antimicrobiana como una amenaza insuperable, podemos transformarla en un punto de inflexión para nuestro sector.

 

A lo largo de los años, nuestra industria ha demostrado una capacidad evidente para la adaptación y la innovación. Por este motivo, la resistencia antimicrobiana puede ser vista como una oportunidad para fortalecer nuestro compromiso con la sostenibilidad y para mostrar, una vez más, nuestra resiliencia y creatividad.

 

La estrategia integral para abordar la resistencia antimicrobiana implica la colaboración entre sectores, la promoción de buenas prácticas, la reducción del uso innecesario de antimicrobianos y la educación pública. Debemos actuar localmente, pero pensando globalmente. Juntos, podemos preservar la salud de nuestros consumidores y productos, proteger la biodiversidad de nuestro entorno y garantizar un futuro sostenible para nuestra industria y para el futuro de nuestro planeta.

 

Pamela Nath
Directora de Sustainable Shrimp Partnership

Hace casi 95 años, Alexander Fleming descubrió que las sustancias producidas por ciertos hongos tenían el efecto de destruir cultivos microbianos, dando origen al primer antibiótico de fuente natural. En sus inicios, su propósito principal fue combatir enfermedades infecciosas en seres humanos. Sin embargo, con el tiempo, su uso se expandió más allá de las expectativas iniciales y se comenzó a utilizar de manera genérica y a gran escala, tanto en la medicina humana como en otros ámbitos, entre ellos la producción animal.

A partir de la Revolución Verde alrededor de 1960, las industrias de producción de alimentos de origen animal experimentaron un cambio en sus prácticas de producción. Lo que solía ser una industria extensiva se transformó en una industria extremadamente intensiva, con un aumento significativo en la concentración de animales tanto en términos físicos como en cantidad. 

Con la intensificación de este sector, el uso de antimicrobianos en la cría de animales se convirtió en una estrategia frecuente para promover el crecimiento, prevenir y curar enfermedades en estos organismos.  Pero, a medida que el tiempo avanzaba, se desarrollaron nuevos antibióticos y, consecutivamente, los efectos secundarios de esta práctica comenzaron a manifestarse, produciendo un problema de gran magnitud: la resistencia antimicrobiana (RAM). 

Línea del tiempo sobre el despliegue comercial de antibióticos y el surgimiento de resistencia a los antibióticos. Fuente: Preparándose para los supermicrobios: fortalecimiento de las medidas ambientales relativas a la respuesta a la resistencia a los antimicrobianos mediante el enfoque ‘Una sola salud’ . (FAO)

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la resistencia antimicrobiana (RAM) figura entre las diez principales amenazas globales para la salud pública.  La resistencia antimicrobiana es un proceso natural e inevitable que se ha acelerado significativamente debido a actividades humanas, como la automedicación con compuestos antimicrobianos sin prescripción de profesionales especializados, la falta de conocimiento sobre los efectos antimicrobianos, y su uso y abuso con fines profilácticos tanto en la medicina humana como en la veterinaria.

En este contexto, la acuicultura representa una preocupación significativa en lo que respecta al riesgo de propagación de la resistencia a los antimicrobianos debido a su tendencia a que estas emerjan, persistan y se propaguen en el entorno acuático, el cual ya se reconoce como un importante depósito de genes de resistencia a los antimicrobianos relevantes desde el punto de vista clínico (Marti et al., 2014).

La RAM entre las 10 principales amenazas de salud pública.

Se proyecta que para el año 2030, la producción de alimentos provenientes de la acuicultura aumentará en un 13% con respecto a 2022, y se anticipa que alrededor del 59% de los alimentos acuáticos disponibles para el consumo humano provendrán de la acuicultura, según información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Debido a que la acuicultura es uno de los sectores de más rápido crecimiento en la industria alimentaria a nivel mundial, es esencial que reflexionemos sobre el papel de la industria camaronera en la lucha contra la resistencia antimicrobiana.

“Preservar la susceptibilidad de las bacterias a los antimicrobianos es muy importante porque las infecciones causadas por bacterias resistentes a estos medicamentos tienden a generar más complicaciones y se convierten en un desafío terapéutico crítico que puede poner en peligro la vida del organismo al que se lo aplica”, expone el profesor del departamento de Patología, Microbiología e Inmunología del New York Medical College, Felipe Cabello.

“Preservar la susceptibilidad de las bacterias a los antimicrobianos es muy importante porque las infecciones causadas por bacterias resistentes a estos medicamentos tienden a generar más complicaciones y se convierten en un desafío terapéutico crítico que puede poner en peligro la vida del organismo al que se lo aplica”, expone el profesor del departamento de Patología, Microbiología e Inmunología del New York Medical College, Felipe Cabello.

Los antimicrobianos son sustancias diseñadas para eliminar o detener el crecimiento de microorganismos, tales como bacterias, hongos o parásitos. Entre estos compuestos, se incluyen los antibióticos, fungicidas y parasiticidas. Por lo tanto, la resistencia antimicrobiana ocurre cuando estos microorganismos dejan de responder a los tratamientos a los que antes eran sensibles.

“Existe un concepto llamado ‘la paradoja de los antimicrobianos’, que dice que cuanto más usamos estos medicamentos, más ayudamos a que los microorganismos se vuelvan resistentes a ellos”, informa Cabello. “Cuando utilizamos antimicrobianos, lo que sucede es que seleccionamos y aceleramos los procesos naturales en la vida de las bacterias, ya que las bacterias están siempre mutando y transmitiendo información genética entre ellas”, apunta.

Los microorganismos pueden presentar resistencia antimicrobiana de forma intrínseca o la pueden adquirir posteriormente. En el caso de la resistencia adquirida, esta puede surgir mediante mutaciones o, en el caso de las bacterias, también a través de un mecanismo conocido como transferencia horizontal de genes, en el que las bacterias adquieren el ADN de diferentes microorganismos (Levy y Marshall 2004; Martínez, Coque y Baquero 2015).

“Durante muchos años, las industrias alimentarias que emplearon antimicrobianos afirmaron que su uso no tenía repercusiones negativas en la salud humana ni animal, es decir, que no causaba ningún efecto perjudicial. Sin embargo, en los últimos 15 años, se ha demostrado que la cría industrial de animales contribuye al desarrollo y a la propagación de la resistencia a los antimicrobianos”, advierte Cabello. 

Un estudio de la FAO llamado Uso de antimicrobianos en animales de consumo: incidencia del desarrollo de resistencia en salud pública destaca que este desarrollo de resistencias en bacterias de los animales en los que se utiliza antibióticos es el mayor riesgo para la salud de los consumidores. Estas resistencias pueden resultar en fallos terapéuticos en tratamientos veterinarios y aumentar el “riesgo de transferencia de bacterias resistentes de los animales al hombre, o de genes portadores de información que codifica resistencia de bacterias de animales a bacterias humanas”.

El informe Evaluating antimicrobial resistance in the global shrimp industry publicado por el diario Reviews in Aquaculture subraya diferentes razones por las cuales las fincas camaroneras podrían ser posibles puntos de propagación de la resistencia antimicrobiana. Entre ellas se encuentran las densidades de población extremadamente elevadas, lo que conlleva una alta densidad de bacterias asociadas y niveles elevados de estrés en los camarones, lo que, a su vez, los hace más propensos a contraer infecciones.

“En la cría industrial, para prevenir estas infecciones, a menudo se recurre al uso de antimicrobianos. Pero, esta no es la práctica más adecuada porque, muchas veces, las infecciones no se previenen, sino que se las retrasa un poco y después aparecen infecciones producidas por bacterias resistentes a los antimicrobianos que son más difíciles de tratar. Lo que se debe hacer es criar a los animales en condiciones higiénicas y densidades óptimas que reduzcan la posibilidad de que los animales contraigan infecciones”, explica Cabello.

Otro de los motivos que comentan los autores del informe sobre la resistencia antimicrobiana en la industria camaronera global son el uso generalizado de productos químicos; la liberación de desechos no tratados en el entorno local; y altos niveles de contacto humano no protegido con el agua y los animales.

“Comúnmente se piensa que cuando se utilizan antibióticos u otros antimicrobianos en el agua, como en el mar, lagos o ríos, estos se diluyen o son transportados lejos por las corrientes, lo que sugiere que no tienen un gran impacto en el entorno. Sin embargo, esto no es totalmente cierto, porque las cantidades que se usan son tan grandes que muchas veces no se diluyen bien y se acumulan en los sedimentos”, enfatiza Cabello.

“Comúnmente se piensa que cuando se utilizan antibióticos u otros antimicrobianos en el agua, como en el mar, lagos o ríos, estos se diluyen o son transportados lejos por las corrientes, lo que sugiere que no tienen un gran impacto en el entorno. Sin embargo, esto no es totalmente cierto, porque las cantidades que se usan son tan grandes que muchas veces no se diluyen bien y se acumulan en los sedimentos”, enfatiza Cabello.

El profesor también resalta que algunos antimicrobianos, como el cloranfenicol y las quinolonas, tienen una degradación muy lenta, lo que implica que pueden permanecer en el medio ambiente durante un largo período, que incluso podría extenderse a meses o años. Esto, a su vez, puede contribuir a la selección de bacterias resistentes por tiempos prolongados.

Además, en el informe previamente mencionado, los autores también apuntan que la industria camaronera puede ser un posible hotspot de propagación de la resistencia antimicrobiana debido a la gran cantidad de camarones que se transporta y consume tanto a nivel nacional como internacional (Thornber, Kelly et al., 2020).

Cabello indica que las bacterias resistentes a los antimicrobianos pueden estar presente en el producto final. “Cuando los humanos consumen estos alimentos que contienen bacterias con resistencia antimicrobiana, en algunos casos, estas bacterias pueden transmitir esa resistencia en el humano. Esto puede afectar tanto a las bacterias que habitan en el intestino humano normal, así como a patógenos como la salmonela y el estafilococo, entre otros”, agrega.

Cómo puede propagarse la resistencia antimicrobiana. Fuente: Preparándose para los supermicrobios: fortalecimiento de las medidas ambientales relativas a la respuesta a la resistencia a los antimicrobianos mediante el enfoque ‘Una sola salud’ . (FAO)

Arturo Quizhpe, director de ReAct Latinoamérica, una red global dedicada a combatir la resistencia a los antibióticos, destaca la grave amenaza que representa la resistencia antimicrobiana, especialmente en el caso de los antibióticos, para los avances de la medicina moderna. Él subraya que sin antibióticos efectivos, muchos de los procedimientos médicos actuales simplemente no serían viables.

“Los antibióticos constituyen un bien público porque son la base de la medicina moderna. Si la resistencia a los antimicrobianos continúa aumentando al ritmo actual, nos enfrentamos a la posibilidad de no poder tratar infecciones que hoy son parte del tratamiento cotidiano, como la neumonía, afecciones renales o las infecciones cutáneas. Cada vez es mayor el número de pacientes que no responden a este tratamiento. Es decir, los antibióticos han perdido su efectividad en una buena proporción”, advierte Quizhpe.

El libro «Brock Biología de los Microorganismos» informa que, probablemente, entre los productos antimicrobianos que se fabrican de manera comercial, los más importantes sean los antibióticos debido a su capacidad para tratar enfermedades infecciosas. Además, indica que se conocen más de 8.000 sustancias antibióticas y que con certeza se puede decir quedan más antibióticos por descubrir. 

Sin embargo, el desarrollo de nuevos antibióticos no representa una solución sostenible a largo plazo para abordar el problema de la resistencia antimicrobiana, según detalla Quizhpe. “Los antibióticos son medicamentos especiales que pierden efectividad a medida que se usan, entonces no son rentables. Por esa razón, la industria farmacéutica ha disminuido la producción, la investigación y el desarollo de nuevas fórmulas para los mismos. Es decir, la solución parcialmente está en la creación y en la producción de nuevos antibióticos. Pero esta medida no resuelve completamente el problema, ya que unos pocos años después de descubrir una nueva fórmula, dependiendo de la intensidad de su uso, los antibióticos pueden dejar de ser efectivos debido a la resistencia que desarrollan las bacterias”, afirma.

Sustainable Shrimp Partnership (SSP) comparte esta preocupación y reconoce la estrecha relación entre el uso de antibióticos en la producción de alimentos de origen animal y la aparición de la resistencia antimicrobiana en los seres humanos. Por esta razón, esta iniciativa considera de vital importancia proteger la salud de los consumidores mediante la eliminación del uso de antibióticos en la producción de camarón.

Las fincas miembros de SSP tienen una estricta prohibición de emplear antibióticos en la cría de camarones, y se someten a un constante monitoreo en cada ciclo de cultivo para asegurar la calidad y pureza del producto destinado a los consumidores.

La resistencia antimicrobiana se debe abordar con urgencia, y en SSP estamos comprometidos en no ser parte del problema, sino parte de la solución. La salud de los consumidores está en juego, y estamos seguros de que podemos elevar los estándares y adoptar prácticas más responsables y adecuadas en la industria acuícola de camarón a nivel mundial”, manifiesta la directora de SSP, Pamela Nath. «Los miembros de SSP son una prueba concreta de que es posible producir camarones de alta calidad sin el uso de antibióticos. Estamos demostrando que existe una alternativa viable y sostenible para la producción de camarón que beneficia tanto a los consumidores como a la industria».

El doctor Leonardo Maridueña, coordinador técnico de SSP, explica que la forma más efectiva de lidiar con enfermedades en el cultivo de camarón es prevenir que ocurran, y esto se puede conseguir mediante la aplicación de prácticas de bioseguridad. “Al aplicar los principios de bioseguridad, se reduce significativamente la probabilidad de que estas enfermedades se presenten. Para que funcione adecuadamente, es fundamental contar con disciplina y proporcionar entrenamiento y capacitación al personal que trabaja diariamente en el manejo del camarón”,  detalla.

De acuerdo con el estudio Application of Biosecurity in Aquaculture Production Systems, cuando se trata de proteger los camarones que se crían en fincas, hay dos cosas importantes que se deben hacer: evitar que los patógenos entren y eliminarlos si ya están dentro.

Algunas recomendaciones para excluir patógenos:

1Medidas físicas: Estas son acciones para evitar que organismos portadores de enfermedades entren en las áreas donde se crían los camarones. Esto incluye usar barreras físicas como redes, tratar el agua adecuadamente y mantener las larvas y los camarones en cuarentena antes de ponerlos en las piscinas.

2Medidas químicas: Aquí se trata de usar productos químicos para limpiar y desinfectar los utensilios antes de que entren en contacto con los camarones. Se usa cloro, radiación UV y ozono para purificar el agua y yodo y cloro para limpiar implementos.

3Medidas biológicas: se pueden utilizar prebióticos y probióticos que contribuyen a neutralizar o eliminar bacterias patógenas presentes en el medio, los cuales están disponibles comercialmente.

4También es importante ser cuidadoso con las importaciones de camarones vivos y congelados, para no traer enfermedades desde otros lugares.

5Implementar medidas de bioseguridad para no introducir contaminación proveniente de fuera de la finca.

Algunas recomendaciones para eliminar patógenos presentes:

Si una enfermedad se presenta en una piscina en particular, las medidas efectivas de bioseguridad deberían prevenir la pérdida completa de la cosecha y la propagación de la enfermedad a otras piscinas u otras granjas acuícolas.

1Para eliminar patógenos en las piscinas afectadas, los organismos afectados deben ser retirados e incinerados; el agua de producción debe ser tratada con cloro previo a su descarga; y el fondo de las piscinas deben ser desinfectadas con carbonato de calcio y exponerlas a la radiación solar para eliminar cualquier rastro de enfermedad (el periodo de desinfección varía dependiendo de la gravedad del caso).

2También se recomienda mejorar las condiciones ambientales y biológicas para evitar la proliferación de enfermedades. Esto incluye:

Medidas físicas: aumentar la aireación y mejorar el régimen de alimentación.

Medidas químicas: control del pH y reducción de Nitrógeno y Fósforo.

Medidas biológicas: uso de probióticos que contienen una mezcla de especies bacterianas para establecer comunidades microbianas beneficiosas en condiciones de cultivo.

Una perspectiva alentadora y optimista se muestra en la experiencia de países como Dinamarca, Países Bajos y Alemania, informa el doctor Cabello. Estas naciones han evidenciado que la restricción en el uso de antimicrobianos en la cría industrial de animales puede conducir a una disminución de la resistencia antimicrobiana tanto en animales como en seres humanos.

“Muchas personas piensan que la resistencia a los antimicrobianos va a permanecer o que con las restricciones del uso de antimicrobianos va a ser económicamente imposible mantener a las industrias de producción alimentaria, pero eso no ha sido así. Estos países han demostrado que es algo que se puede hacer, que es factible restringir el uso de antimicrobianos y que las industrias no han sufrido económicamente. Esto es un punto positivo a recordar”, expresa Cabello.

A nivel global, el empleo de antimicrobianos en animales ha experimentado una reducción del 13% durante un período de tres años, según sostiene un el Informe anual sobre los agentes antimicrobianos destinados a ser utilizados en animales emitido por la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA).

La lucha contra la resistencia antimicrobiana es un compromiso que requiere acciones concertadas en todos los niveles de la sociedad. La experiencia de los países anteriormente mencionados y de las fincas productoras de camarón, miembros de SSP, nos demuestra que existen soluciones factibles y que el esfuerzo conjunto puede conducir a un futuro donde la resistencia antimicrobiana sea controlada y la salud de todos esté mejor protegida.